domingo, 3 de febrero de 2013

Amor de futuro pasado.



-Nadie debe arrepentirse. Así que traiga su vaso para acá y únase con su amigo. Decía Tommy mientras acariciaba a esa rubia y sexy trabajadora sexual de la noche rozando su anillo de matrimonio.
El bar recién abría, la noche apenas comenzaba y en la absoluta ilegalidad de la ley seca que acudía a la Argentina en el año 2083 se podría decir que era peligroso.

El negocio que teníamos con Tommy marchaba bien, nos podíamos dar ciertos gustos. Pero si el dinero no alcanzaba, alguno de los dos ingresábamos a la cámara criogénica y esperábamos a que el negocio remonte para de esa forma no tener gastos innecesarios en alimentos y transporte.

Esa noche era especial, su esposa congelada y nosotros con dinero para poder despilfarrar en lo que sea que querríamos sin culpas. Las culpas hacía años que habían desaparecido.

Recuerdo que levanté mi vaso observando el fulgor que acompañaba a esa mujer y sin titubear le dije:

- Dice la leyenda que siempre es una mujer la que lleva al hombre a la ruina, ocasiona problemas y separa matrimonios felices.

Ella, de una mente muy fugaz y mirada amenazadora con una una voz lenta e inteligente me recita:

-No voy a caer en la frase que todas nosotras decimos: “los hombres son todos iguales” ni tampoco en lo que ustedes nos reprochan “las mujeres son todas putas”. ¿Pero sabes qué? No necesito a nadie que me haga sentir inferior, los hombres con los que aquí me acuesto son verdaderos caballeros que me tratan bien, me hacen sentir mujer y desean probar algo diferente con respeto.
Tu amigo, bueno, ¿qué decir de él? Parece tener una mujer esperándolo en su casa, pero si está acá, parece que muy bien no la está pasando.
¿Acaso hago mal en hacer feliz al resto? – Me preguntó.

La tomé de la mano y la saqué de ese antro, era sábado a la noche y había una luna plateada. Los jóvenes salían a divertirse ¿y yo? Y yo bueno… ahí con esa hermosa chica mirándola a la cara y diciéndole cosas lindas cual mujer estaría tratando de conquistar.

Lo que ocurrió después fue tan inesperado, la mujer, me dijo que yo le gustaba y me preguntó si necesitaba a alguien que me haga sentir bien no solo en lo sexual, quería probar una familia, quería saber de qué se trataba.
Vio en mí el hombre que estaba buscando, olvidándose un poco de lo que me había dicho dentro de aquella cueva
Le apreté fuerte las manos, recuerdo, le susurré algo al oído y nos perdimos en las sombras que la luna formaba en esa calle de empedrado, la única que quedaba en aquél año en Buenos Aires.

El amor puede venir de cualquier forma, y es asombroso cómo logra manifestarse muchas de esas veces.
Un rato antes habíamos estado en la cama mirando juntos el cielo raso pero aún antes de eso éramos desconocidos, personas que no creíamos en el “juntos por siempre” pero una chispa, una mirada diferente o cualquier cosa que haga estallar el corazón, vale y se siente.

Hoy, 30 años después, no me da vergüenza en decir que esa puta, es la madre de mis hijos y la mujer que amo con toda mi alma.

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