sábado, 2 de noviembre de 2013

¡Y qué noche!

Ejercicio literario de cuentos cortos. Uno fantástico y otro realista.
Incluir palabras: Pez, Avestruz, Luna, Pañuelo y Fantasmal.

¡Noche de locos!

Juro que iba a verte pero estoy segura que no me vas a creer lo que te voy a contar:
Salí de mi casa para tomar el colectivo cuando de repente toda la luz en la cuadra se cortó y como era una noche sin luna, no podía ver siquiera donde pisaba. Me dio un poquito de miedo ya que era demasiado fantasmal, te soy sincera.
De repente veo en el cielo algo con forma de disco con muchos juegos de colores azules y violetas, al instante supe que se trataba de un ovni.
Después de ese avistamiento decidí por lo único que podía hacer: ¡correr! Pero tropecé con un auto estacionado que claramente no lo vi y cuando caí al piso me golpee de tal forma la cabeza que quedé inconsciente por varias horas.
Cuando desperté, estaban haciéndome pruebas y yo les decía: "¡No! Que tengo una cita con Danilo y no puedo llegar tarde" pero hicieron caso omiso a mi demanda y tan solo me secaron el sudor con un pañuelo. 
En el lugar tenían una vaca, un pez, un perro y un avestruz a los cuales también los sometían como a mí.
Debido al dolor de tales pruebas, me volví a desmayar y cuando desperté nuevamente aparecí acostada en mi cama. Es por eso que te escribí enseguida pude. ¡Perdón! ¿Cuánto me esperaste?
Mari.

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¡Noche como locos!

Juro que iba a verte pero estoy segura que no vas a querer escuchar lo que te voy a contar:
Cierro la puerta de mi edificio y antes de siquiera observar la luna aparece mi amigo Javier. Después de que me haya tomado por sorpresa y haberme abrazo por la espalda, nos quedamos unos minutos hablando. La lluvia no se detenía así que saqué el pañuelo que me regalaste y lo estrené pero estaba tan mojado que casi salió un pez.
Pasó un colectivo. Otro. Otro. Y otro. Hasta que recordé cuál era la razón por la cual había salido. Se lo comuniqué a este chico pero me dijo que habían pasado 30 minutos y que por ahí ya te habías ido. Supongo que no me estabas esperando todavía, ¿no?
Entonces lo invité a pasar y como sorprendentemente en la mochila tenía un par de cervezas decidimos tomarlas mientras mirábamos un documental donde salía una nueva versión rara y a la vez fantasmal de un avestruz de áfrica.
Una cosa llevó a la otra y me terminé acostando con él. 
Me hizo el desayuno. ¡Es un lindo!
Como recién se fue, te mandé un mensajito para que no te preocupes por mí. 

Besitos. Mariana.

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